Y ese momento ha llegado. La planta termosolar
Gemasolar, ubicada en Fuentes de Andalucía (Sevilla), acaba de iniciar su operación comercial. Esta planta de energía solar por concentración es la primera del mundo de tecnología de torre central con receptor de sales fundidas que permite el almacenamiento térmico de la energía.
Es decir, que producirá electricidad las 24 horas al día en los meses de más calor, "desde mayo a septiembre. Y de media anual -teniendo en cuenta los días en los que el sol no brilla precisamente-, estará en funcionamiento generando electricidad 6.400 horas equivalentes al año. Así que funcionará el 73 por ciento del año", explica Santiago Arias, director técnico de
Torresol Energy OM, compañía propietaria de Gemasolar (que es un 60 por ciento de la empresa española
Sener y en un 40 por ciento de
Masdar, de Abu Dabi).
Dotada de 19,9 megavatios (MW) de potencia instalada, sus 2.650 espejos de planos (heliostatos) de 110 metros cuadrados cada uno (como un piso, pero de los de antes) permitirán producir unos 110 gigavatios hora al año (GWh); energía suficiente para suministrar electricidad a 25.000 hogares. Para ello, los miles de espejos estarán ubicados "los más cercanos a 200 metros del punto focal de la torre, y los más lejanos, a un kilómetro. Por cierto que la torre de 140 metros de altura es también el edificio más alto de Andalucía", dice Arias.
CÓMO FUNCIONA
El funcionamiento de esta planta, que evitará la emisión anual de más de 30.000 toneladas de dióxido de carbono (CO
2), es relativamente sencillo, al menos tal y como lo explica el director técnico. "Imagínate que todos los alumnos de una clase se pusieran de acuerdo para cegar a una profesora con un espejo cada uno. Pues así funciona básicamente. Los casi 300.000 metros cuadrados de cristal de espejo, colocados cada uno de ellos en un ángulo determinado para reflejar la luz, la concentran en la superficie de la torre, elevando la temperatura a miles de grados. Pero no dejamos que se caliente tanto, sino que la refrigeramos con sales fundidas que absorben el calor y se lo llevan a un tanque", detalla.
"Entonces la planta -prosigue-, deja de ser solar y se convierte en térmica. Tras enlatar el calor en un tanque, se bombean las sales calientes a un intercambiador de calor por agua (como si fuera un radiador) y ceden el calor para producir vapor que mueve la turbina y permite generar electricidad". Para ello, no es necesario un inversor, sino que la instalación tiene un alternador que produce directamente en corriente alterna.
"Esta técnica es relativamente barata o asumible por las centrales", tal y como explicó hace un par de meses a A
Tu Salud Verde Enrique Soria, del
Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat). Aunque la inversión alcanza una cifra que asombra: "más de 200 millones de euros", según Arias.
Durante la construcción de Gemasolar, se ha requerido la mano de obra de unos 400 trabajadores. Hoy, tras su puesta en marcha, esa cifra baja hasta la treintena de empleados directos a la que habría que sumar los subcontratados, ya que la planta está muy automatizada. Salvo en su limpieza, algo que resulta esencial en este tipo de plantas, ya que puede conllevar pérdidas importantes. De ahí que un equipo vaya a limpiar todos los días y a todas horas los 2.650 heliostatos.
De llegar a buen puerto, este pionero proyecto no será el último. "Hemos detectado y apalabrado tres sitios en España para hacer plantas similares a Gemasolar. Pero estamos esperando a que el
Consejo de Ministros apruebe el Real Decreto que nos permita saber cómo va a estar el panorama", afirma Arias en referencia al borrador del Plan de Energías Renovables 2011-2020 que se espera que sea aprobado este verano. Además, también pretenden construir en un futuro una planta notablemente más grande (de entre 50 y 100 MW) en Abu Dabi, y también tienen planes en EE.UU., aunque menos definidos.
Así que medidas para el almacenamiento de energía renovable hoy ya hay y mañana, sin duda, habrá más.
Autor: Belén Tobalina