Así lo podemos definir más acertadamente, parecido a lo que hemos visto en ciencia ficción pero peor porque será realidad en poco tiempo. Hay ya una fracción de humanos que se preparan, hay otros que están listos para otras cosas menos para esto y, el resto, descansa en la más inmensa nube de desconexión llegando a decir cosas como éstas:
A mí esas cosas no me las cuentes porque me asustan mucho.
No creo que pase nada, es todo ruido para ocultar otras cosas
A quién le importa lo que pase en el Sol?
Tengo cosas más importantes de qué ocuparme.
Qué manera de perder el tiempo con sandeces!!
Las tormentas solares producen una lluvia de partículas que golpean el campo magnético de la Tierra haciéndolo vibrar; dichas vibraciones magnéticas inducen corrientes en todas las regiones de la atmósfera, sobrecargando circuitos, interruptores, incluso -en casos extremos- derritiendo las bobinas de los transformadores eléctricos. Van a desestabilizar tu sistema de vida diaria comenzando por tu celular, siguiendo por el cajero automático, los expendedores de combustibles, los semáforos, el refrigerador, la computadora, las bombas distribuidoras de agua , absolutamente todas las transmisiones, el control sanitario, y contando cada día la carencia de un elemento que se suma: electricidad, agua, alimento, medicamentos, asistencia, seguridad...
Aún así sigues ignorando lo inmediato, regodeándote en los logros con tu profesión, en el modelo de automóvil que posees o en los intereses que te da tu cuenta bancaria. Acaso habrás creído por un momento que cualquiera de esas cosas podrían importarle a la naturaleza, al funcionamiento del Universo o influír en las probabilidades de sobrevivencia en un caos planetario.
Nadie podrá reír en último lugar porque no habrá de qué reírse.
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