miércoles, 23 de marzo de 2011

Aprendiendo de construcción antisísmica

El simulador español en el que se prueban materiales resistentes a los terremotos
Salvar vidas y minimizar los daños materiales para reducir las pérdidas económicas. Esos son los dos objetivos de las normativas sismorresistentes que se deben aplicar en los países con riesgo de sufrir seísmos.

FUENTE | El Mundo Digital 23/03/2011

España no está en un área con alta probabilidad de que se produzcan grandes terremotos aunque sí hay zonas con actividad sísmica que han sufrido devastadores temblores en el pasado (el más grave fue el tsunami que se produjo en Lisboa y la costa atlántica en 1755). La Península Ibérica se encuentra situada en el borde sudoeste de la placa Euroasiática en su colisión con la placa africana. Según el mapa de peligrosidad sísmica, las regiones con mayor riesgo sísmico son Andalucía occidental, la costa de Levante y Pirineos.

Así que nuestro país se toma muy en serio esta amenaza. Además de disponer de una unidad militar de emergencia y de una amplia red de estaciones que registran los temblores de tierra y envían alertas casi de forma inmediata a los servicios de protección civil, España cuenta desde los años setenta con una estricta normativa antisísmica que regula la construcción de edificios e infraestructuras para proteger a la población en el caso de que se produzca un fuerte terremoto.

Sin embargo, los esfuerzos por minimizar los daños comenzaron mucho antes. Tras los terremotos de Torrevieja en 1829 y el de Andalucía en 1880, se emitieron informes técnicos y se reconstruyeron las localidades afectadas siguiendo unas normas mínimas de sismorresistencia, que tenían en cuenta sobre todo el emplazamiento (terreno estable y con pendientes inferiores al 5%), ampliar la anchura de las calles, limitar el número de plantas y mejorar la calidad de los materiales. En 1962 se creó una comisión para desarrollar una normativa específica que entró en vigor en 1974.

LA NORMATIVA EN ESPAÑA

En la actualidad, la Comisión Permanente de Normas Sismorresistentes, dependiente del Ministerio de Fomento, estudia, elabora y propone las normas que aplican ingenieros y arquitectos. De cada gran terremoto se aprenden nuevas lecciones así que las normas se van actualizando periódicamente con la experiencia adquirida en otros países. Actualmente hay dos normas en vigor en España, la NCSE-02, que regula la edificación y la parte general, y la NCSP-07, que se centra en los puentes. La construcción de centrales nucleares, por sus particulares necesidades de seguridad, cuenta con su propia normativa.

Los materiales y las estructuras que se emplean son sometidos a pruebas de resistencia. En Madrid, junto al Parque del Retiro, se encuentra el único simulador sísmico de España. ELMUNDO.es visitó el Laboratorio Central de Estructuras y Materiales, que pertenece al Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (CEDEX) del Ministerio de Fomento.

SIMULADOR SÍSMICO

Francisco Navarro Colon, coordinador técnico del Programa de Ingeniería Sísmica del CEDEX, explica que no existe un ensayo tipo de simulación sísmica. Cada uno se realiza en función de las necesidades de cada cliente.

En el simulador sísmico (conocido popularmente entre los trabajadores como SISI) se coloca un modelo de la estructura que se va a construir (si la estructura es muy pequeña, se puede hacer a tamaño real). Tras determinar la excitación sísmica o acelerograma que se le va a dar (es decir, el movimiento), se instrumenta toda la estructura, se sujeta a la mesa y se somete al movimiento. "En función del ensayo que se haga, puede que interese moverlo en una sola dirección o en dos. O bien, si se trata de un estudio de interacción sobre estructura, puede introducirse un componente de giro", explica Navarro.

Asimismo, las condiciones a las que se somete la estructura dependen de dónde va a ser construida: "Aquí se prueban los materiales clásicos de construcción: el hormigón armado, el acero e incluso la madera. Hay que hacer el cálculo y luego se comprueba si resisten en la mesa sísmica".

"En los ensayos sísmicos se va aumentando el nivel de excitación, normalmente hasta que llega a romperse ya que la rotura de la estructura nos proporciona muchísima información. Nos dice en qué zonas no resiste, cómo se distribuye la resistencia de la estructura y la ductilidad, que es la capacidad de deformarse sin romperse. La ductilidad es fundamental ante un terremoto porque evita que se caiga. De hecho, el meollo de todas las normas sísmicas es el concepto de ductilidad. No se intenta que aguante la estructura. Lo que interesa es que se fisure, que haya partes que se deformen permanentemente, pero que no se rompan", añade Navarro.

El ingeniero subraya que "el parámetro básico para que una estructura aguante es cumplir la norma sísmica rigurosamente. El problema es que todavía hay muchos edificios antiguos [anteriores a 1974], es decir, construidos antes de que se desarrollara la norma".

UNA NORMATIVA 'MUY ESTRICTA'

El mapa de peligrosidad sísmica indica las zonas con mayor probabilidad de sufrir un terremoto. La cartografía suministra la denominada aceleración sísmica básica (un valor característico de la aceleración horizontal de la superficie del terreno) y un coeficiente que tiene en cuenta la influencia de los distintos tipos de terremotos esperados en la peligrosidad sísmica de cada punto.

En las zonas en las que la aceleración esperable es muy baja, la norma exime de aplicar las normas antisísmicas: "El seísmo es un fenómeno estadístico, aleatorio, y como tal, cualquier lugar del mundo tiene una probabilidad para cada nivel", explica Francisco Navarro. Si la probabilidad es muy baja en una localidad, no es obligatorio seguir la normativa antisísmica.

La decana del Colegio de Arquitectos de Madrid, Paloma Sobrini, considera que la normativa española "es muy estricta". "La norma no prohíbe, fija criterios, que son muy diferentes en función del uso que se vaya a dar al edificio y de la zona en la que se encuentre", explica a ELMUNDO.es en conversación telefónica.

"No se prohíbe la utilización de ninguna técnica estructural o material. Se establecen criterios técnicos para el diseño y el cálculo a la hora de construir las estructuras", afirma. La norma es más exigente con los centros de transporte, de comunicaciones, hospitales, edificios administrativos y otras instalaciones que acojan servicios esenciales (agua, electricidad, etc.), para garantizar que puedan ser utilizadas en situaciones de emergencia y desastres.

"Si se construye siguiendo fielmente la normativa, las casas aguantan mucho más de lo previsto porque a la hora de realizar los cálculos, los arquitectos aplicamos unos coeficientes altísimos para que resistan mucho más", asegura Sobrini.

CENTRALES NUCLEARES

Respecto a las centrales nucleares españolas, cuya construcción se rige por una normativa especial, la arquitecta se muestra convencida de que son seguras: "No me cabe duda de que arquitectónicamente están preparadas para aguantar cualquier situación de riesgo", señala. La nuclear de Fukushima, como sucede cuando se da una nueva tragedia, "ocasionará una revisión de la normativa, de los protocolos, que se traducirá en un beneficio para la sociedad. Desde mi punto de vista, el tsunami no va a acabar con la energía nuclear porque es la única energía que nos va a posibilitar seguir avanzando, pero sí nos va a obligar a revisar y a mejorar todos los protocolos de las centrales", añade.

Por su parte, el ingeniero Francisco Navarro recuerda que "en el Mediterráneo hace mucho que no ha habido tsunamis fuertes, pero puede haberlos. Hay una probabilidad pero es muy pequeña. Hay que jugar con el periodo de vida de las estructuras y la probabilidad de que ocurra un suceso catastrófico. En mi opinión, para las centrales nucleares españolas la probabilidad de que se produzca ese fenómeno catastrófico queda fuera del periodo de vida de las instalaciones", explica Francisco Navarro.

EL COSTE DE LA SEGURIDAD

Pero, ¿realmente es mucho más caro construir siguiendo las normas? Francisco Navarro considera que "no siempre es más caro hacerlo. A veces sí. El promotor, en ocasiones, se muestra reacio a asumir esos gastos extras y eso es un peligro para la seguridad". La arquitecta Paloma Sobrini, por su parte, explica que un edificio construido siguiendo las normas sí es más caro pero no mucho más que otro en la que no se apliquen.

Todo parece indicar que el intento de reducir costes fue la causa de que cientos de viviendas supuestamente construidas siguiendo las normas antisísmicas se derrumbaran como castillos de arena tras el seísmo de magnitud 5,8 que asoló la región italiana de los Abruzos en abril de 2009. Dos edificios de seis plantas prácticamente iguales situados en Via Campo di Fassa, en localidad italiana de L'Aquila, demostraron cómo la aplicación de la norma antisísmica y el uso de los materiales adecuados salvan vidas.

Tras el terremoto, uno de los edificios se mantuvo en pie, salvando la vida a todos sus ocupantes. El otro se derrumbó por completo, provocando la muerte de 29 personas. Según se denunció, muchos edificios de nueva construcción se construyeron mezclando cemento con arena de mar, lo que pudo dañar los cimientos debido a la corrosión de la sal.

Rafael Blázquez, catedrático de Ingeniería del Terreno de la Universidad de Castilla-La Mancha, considera que "si todos los países cumplieran la normativa antisísmica, las desgracias debidas a seísmos disminuirían drásticamente", como se ha demostrado en Japón, el país mejor preparado para hacerlos frente. Los edificios construidos según la estricta normativa nipona han resistido un terremoto difícilmente superable y ha permitido salvar muchas vidas.

Autor:   Teresa Guerrero

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