Si viviéramos en cualquiera de estos lugares probablemente seríamos los mismos, somos la esencia que ha permanecido siempre, ahora sin embargo, dando un inestimable paso a una vibración más alta, un electrón que gire más rápido en cada uno de nuestros átomos, un color y sonido más parejo con el Universo. Alinearse, lle llaman algunos, Armonizar dicen otros, sería como cantar al unísono con el Uno. Si hubiera quienes lo interpretaran como estar en Gracia de Dios, otros lo confundirían con un trance o un estado de Paz cercano a la santidad, sólo hay que ir al revés, en vez de mirar hacia las galaxias vecinas, miremos hacia adentro y encontraremos el Universo Todo: el Pensamiento con color, forma y sonido, la Palabra con la energía de la creación, las células emocionales o neuronas cardíacas si prefieres, con la fuerza de campo energético alrededor de cada segmento de vida.
Hace unos 25 años me hablaron de esto por primera vez y pensé qué locos estaban quienes sostenían esta teoría. Yo veía a mi átomo, el que componía cada célula de mi organismo, como intocable, quieto, bien hecho, sin necesidad de modificaciones. ¿Porqué hacerle algo? quiénes eran esos promotores de una era con cambios? Si yo estaba completamente cómoda en mi sillón, aceptando la realidad que me entregaban los mass-media, y un transitar hacia la muerte considerado dentro de los rangos normales, nacer, estudiar, tener una familia, trabajar, envejecer, morir; sin contar que a mi electrón el acelerador le funcionaba perfecto. Y vinieron a romperme los esquemas y lograron que me preguntara y repreguntara, y me cuestionara y buscara a tientas en la oscuridad de la disyuntiva, algo hacía un ruido feroz en las ecuaciones de mi vida y debía resolverlo. Empecé por buscar bibliografía sobre el tema lo que me llevó a encontrar otros humanos con las mismas dudas, lo que me condujo a más bibliografía y a las comparaciones, inevitables por cierto, con las bases religiosas que se me habían entregado cuando niña y que mantenía en estado puro. Los choques contra esas bases fueron como ir en viaje y darse contra un frontón, de pronto nada tenía el sentido que culturalmente me habían inculcado. Dios para mi suerte, todavía estaba allí, pero abarcaba y significaba mucho más de lo que me enseñaron, y pude comprobar que es una experiencia mística, que somos uno con el Todo de una manera humana imposible de explicar.
Todo cobró un nuevo sentido y cada cosa ocupó un lugar diferente en la escala de la vida, una oración se transformó en un mantra, aprendí que el pensamiento es instantáneo y el Amor el motor del Cosmos, que a su vez, me recreaba en infinitas dimensiones para que usara mi libre albedrío.
Pero no fue todo instantáneo, la práctica de ese intento de cambio vibracional produjo un estallido en mi vida y dejó todo patas arriba y lo que parecía el caos final sólo fue el principio del camino, porque comienzas a aproximarte a quienes vibran como tú y te alejas de quienes lo hacen diferente... y celebras la llegada de estos tesoros al tiempo que te despides de algunas personas con quienes creíste que pasarías el resto de tu vida.
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